La luna quizo un hijo,
una mortal se lo sedio.
Un niño quizo llorar,
una gota se le poso en la cara.
Una mujer quería vivir,
un hombre la acosto.
Todo esto pasa durante el silencio.
Que silencio tan matador,
nos coge por dentro y nos obliga
cerrar los ojos y mirar dentro de nosotros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario