jueves, 12 de noviembre de 2009

¡Calla y mira!

Cerremos los ojos por un instante y desnudémonos,
siente como la naturaleza te acaricia,
¿sientes como el calor bajo tus pies va aumentando?
Hemos abierto las puertas del infierno.
Sus ardientes llaman nos quieren alcanzar,
más no lo haran hasta que nos toquemos,
de manera que cumplamos los pecados,
uno y cada uno de ellos.
Que delicia va ser estar en esas llamas,
quemándonos, por lo que sentimos.
¿No se te hace excitante?
Ahora bien, abre tus ojos y descubre,
que el infierno no existe.
Que apunta de los prejuicios que hemos creado en nuestras mentes
nos hemos aferrado al miedo de experimentar.
Nos han dicho que esta bien y que esta mal,
nos han dividido por etnias,
por creencias y por colores;
somos reces en un potrero inmenso,
más lastimosamente no cavemos en él.
Mírame soy amarilla, roja, negra y blanca
y tú tu dices ser blanco nada más,
pues siento mucho desilusionarte,
pero rompiste tu mando de la raza pura,
acabas de penetrarme,
ahora vivirás recordando que estuviste con una mezquina,
una la cual no le teme al infierno ya que ella es el infierno.
Bienvenido a mi infierno.

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