miércoles, 13 de enero de 2010

Una muerte lenta

Te quería solo para mi no quería que nadie más te tocara, que egoísta lo se perdóname pero soy humano y cometo errores, tienes que entender que yo no quería encerrarte en esa cárcel en la que tu mismo te fuiste metiendo pensando que así ibas a lograr que yo te amara más. Pero como te iba a amar más si tenías bajo tu dominio todo mi ser, tu eras todo lo que necesitaba para poder respirar o mejor dicho eras lo único que yo quería para poder vivir, eras mi insulina y la vida mi azúcar. Patética comparación lo siento, perdóname por mis errores. Tu me recordabas todos los días que aun te tenía y que no te perdería. Ha pasado tanto tiempo y aun preparo ese café todas las mañanas, ése que tanto te gusta, acompañado de esas extrañas galletas de la panadería de al lado, mira no más, ya he vuelto a ser la misma niña pequeña enamoradiza, la que siempre tenía que estar a tus pies para de esta manera sentirse llena.
Que extraño es lo que me esta pasando no recuerdo ya ni quien soy realmente yo. Todo en mi vida mis imágenes internas son tuyas, todo en mi vida se trata solo de ti. Levanto mi cabeza y te veo sonriendo le a la nada como si yo, la que esta acá abajo, la que siempre ha hecho todo por ti, ya no existiera. Lloro y me paro, tu no me preguntas nada, estas feliz sonriendo, me irrita verte feliz, yo sufriendo por todo y tu te quedas ahí como si nada estuviese pasando, decido irme lejos de aquí sin llevarme nada, porque no tengo nada, todo es tuyo, siempre lo ha sido, tu vas a donde sea y coges lo que te provoca, no te afecta el dolor de las demás personas, solo caminas por las calles, con ese caminado tan particular tuyo y con ese sombrero y gabán que nunca te quitas, ni para hacer el amor. Si yo te conozco y puedo hablar de ti hasta en ese sentido y no me da pena. Espero con ansias que llegues, cómo si estuviera esperando navidad o un regalo de cumpleaños, pero tu no traes nada, solo es aroma a eterno verano y esa mirada de satisfacción que me demuestra que has logrado hacer todo aquello que querías hacer.
Ayer llegaste con ella, los vi besándose, tú me mandabas a mi cuarto como si fuera una niña chiquita o si quiera tu hija, pero no lo soy acaso no vez que soy tu mujer, la que ha dejado todo atrás por ti, ¿acaso crees que alguna de esas "putas" te dará la mitad de lo que te he dado yo? Tienes razón a veces suelo pedir demasiado, por eso realicé esta mañana que debía dejarte, para que puedas ser libre, cómo igual siempre lo has sido, eres la muerte andante en cuerpo de un hombre y yo, yo solo una vil mortal que no merece tu amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario