martes, 16 de junio de 2009

al tocarnos

Todo cambia en el momento que nos tocamos, la realidad se vuelve fantasía y los sueños la realidad. Todo se confunde y se disuelve, como si un velo lo cubriese todo y nos dejase ciegos a vista de los demás. Como dos niños juagando, corremos para escaparnos del escenario y entrar de esta forma al mundo mágico lleno de hadas, duendes y elfos, donde la maldad desaparece y la inocencia se vuelve la virtud más excitante, el silencio se vuelve la palabra mas deseada, los besos son el acto desconocido que tratamos de entender, más se nos hace imposible descifrar y las caricias se vuelven en el acto más prohibido y más deseado. Difuminamos nuestro tacto con el del viento, sintiendo así que nos volvemos uno y que el placer aparece al ver tus ojos al frente de los míos. No siento dolor alguno y el placer no expresa en gemidos absurdos, ni en gritos sin sentidos, sino, en los deseos que guardan nuestras mentes. En silencio nos miramos sentimos ganas de desgarrarnos la ropa al simple roce de nuestras manos. Por más que no te hayas movido, siento tu respiración bajar por mi nuca, te miro y me sonríes como si supieras lo que siento. De repente sientes como si mi mano estuviese bajando por tu espalda. Tratas de acercarte a mi más sientes que el cuerpo te pesa y no te deja levantarte. Me vez sonriente y haces de nuevo el esfuerzo y te levantas hacia mi. Yo te cojo y es como si la ropa se desvaneciera y la desnudez reinase entre nosotros. Siento el calor de tu cuerpo al cerrar los ojos, se crea un mundo inalcanzable para los demás, solo tú y yo podemos llegar a él. Al alejarnos el uno del otro regresamos a la realidad, donde vemos que todo fue causado por el simple tacto de tu mano con la mía. Sonreímos y nos alejamos sabiendo que algún día volveremos a abrir la puerta a esa extraña dimensión a la que nos llevo el tacto de nuestras manos, solo que esa vez la traeremos a la realidad.

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